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La Bola de Cristal
Cierra los ojos e imagina un programa de televisión presentado por una celebridad de tendencia en el que participaran algunos de los mejores grupos musicales y humoristas del momento. Llevado a nuestros tiempos, sería algo así como si… Da igual, déjalo; cualquier comparación iba a sonar grotescamente absurda…
Porque La Bola de Cristal es/era un programa simplemente irrepetible. Supongo que, por ese motivo, nunca se ha atrevido nadie a repetir una fórmula similar. Un espacio televisivo que los sábados por la mañana era capaz de sentar juntos frente a la pantalla a los enanos de menos de diez años con sus resacosos hermanos adolescentes, un soplo de modernidad en la casposa televisión del momento que se comenzaba a sacudir el blanco y negro de encima con desdén, una bocanada del radical cambio social que se estaba viviendo en las calles y ante el cual los medios de comunicación se mostraban higiénicamente impermeables (vale, en eso no hemos avanzado mucho…).
Imagina un espacio televisivo presentado por una jovencísima Olvido Gara, Alaska para entendernos mejor, que ya apuntaba alto, y a la que acompañaba una cohorte de personajes de marioneta esperpénticos: los Electroduendes. Presentadora y personajes se fundían en un todo y se complementaban como un guante a la mano de Mohamed Alí. Francamente, no sería capaz de deciros si triunfaba más la carne y hueso o el trapo y los circuitos de baudios; ambos estaban fabulosos.
Imagina un programa donde grupos aún pipiolos en su mayoría, tales como Radio Futura, Mecano, Los Nikis, Eskorbuto, Javier Gurruchaga, La Unión, Los Toreros Muertos, Golpes Bajos, Glutamato Ye-ye, La Frontera, Nacha Pop, Gabinete Caligari o Ramoncín actuaban y participaban activamente.
Imagina rescatar series míticas, clásicos de la televisión de la talla de La Pandilla, con Spasky o Alfalfa, La Familia Monster, La Mula Francis o Embrujadas y ponerlas de moda décadas despues.
Imagina un lugar donde tuvieran cabida los tipos más rocambolescos, bichos raros como Faemino y Cansado, Javier Gurruchaga, Anabel Alonso, Pedro Reyes y Pablo Carbonell, realizando sketchs, entrevistas, parodias, mil y una diabluras.
Imagina una banda sonora increible, con la participación de Alaska y Los Pegamoides, Kiko Veneno, Santiago Auserón o Loquillo. Mola un vatio, no?
La Bola de Cristal estuvo en antena cinco años, desde 1984 a 1988. Para los que no lo hayais vivido en vuestras carnes, os diré que La Bola de Cristal se empezaba a ver en skijama, con el vaso de leche con Cola Cao y las campurrianas en la mano, y se terminaba de ver varias horas despues peleándose a alhomadillazo limpio contra tus hermanos mientras tu madre te decía que levantaras los pies para que pudiera pasar el aspirador y que salieras más a la calle a jugar en vez de ver tanta tontería, que mira la cara que se te está poniendo, si estás mas gris que el dedo del cura un miercoles de ceniza…
El programa se componía de cuatro partes:
- Una primera parte dirigida a los más peques de la casa, generalmente los únicos que estaban despiertos a esas horas. En esa parte, los Electroduendes eran los amos del cotarro. Extraños seres que parecían sacados de un taller de reparación de radiotransistores. Molaban un fulompio y tenían un cierto aire anarco-sindico-reivindicativo que les daba un punto guay (“Viva el mal, viva el capital” era el lema de su cabecilla, la Bruja Avería…). Los electroduendes, en realidad, son los culpables de que una generación entera se convirtiera dos décadas despues en una insufrible panda de geeks sin remedio, induciendo a aquellos que tuvieran hermanos menores con problemas de aprendizaje, dislexia y atrofia mental a decantarse en hypsters.
- La segunda parte iba dirigida a un público algo más mayor. El perfil era: chavalucos con espinillas reventables, gafapastas y niñas con hombreras. Se componía de una consecución de sketchs y cortos con los actores que antes os comentaba mas los invitados del momento. Miriam Díaz-Aroca tambien silbó aquí.
- La tercera parte, La Banda Magnética, era la dedicada a series clásicas en blanco y negro. Charlot, Laurel & Hardy, Harold Lloyd o Buster Keaton tuvieron tambien su huequecillo. Personalmente, era mi parte favorita. Quizás por eso años despues acabé pareciendome a Hermann Monster… Era un lujo poder rescatar tantas y buenas series que, de otro modo, jamás hubieran pasado por nuestras pantallas. En este punto era cuando el abuelo/a se sentaban un ratito a ver lo que echaban por la tele (aunque nunca admitieran que les gustara el programa, siempre tenían una excusa para ver su parte preferida).
- La cuarta parte era territorio abonado del gran Gurruchaga, aún no caido en desgracia. En estos momentos, si todavía seguías viendo el programa te arriesgabas a llevarte una colleja y que te mandaran a jugar con los Maiderman, los clics de Famobil o Las Barriguitas, porque aquello no era para niños. Y es que Gurruchaga siempre fue mucho Gurruchaga. En aquella época sí que los tenías que tener bien puesto para decir lo que te salía del guión por la pequeña pantalla. Y al amigo Gurru nunca le acusaron de tener pelos (propios) en la lengua. Entrevistas, un monólogo con su peculiar visión del mundo, bizarros cortos y videoclips de los grupos del momento (españoles, mayoritariamente) se combinaban hasta poco antes de la hora del aperitivo (vermut con sifón o Casera, aceitunas con hueso y patatas fritas de las de siempre y sin sabores, como mandan los cánones).
En fin, una jerigolza de personajes, situaciones, buena música y risas para dotar de sentido a la primera mañana de la semana en la que no era preciso madrugar (lo que no quiere decir que no se hiciera, sino que se hacía de buena gana precisamente porque no era obligatorio…), una ráfaga de aire fresco para empezar a desempantanar a tantas generaciones de jóvenes idiotizados, el fin de la era de los «muchachos-tipo-amo-a-laura», un cambio en la forma de ver la tele, a nuestros padres, al mundo, en general.
Un programa como ninguno otro antes. Ni despues. Os dejo con su sintonía.
¿A que no sois capaces de oírla sin cantarla?
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